02 octubre 2010

Caracas, te amo...


Yo lo admito. Siempre, siempre me quejo de Caracas. Que si en Caracas hay cola, que si hace calor, que si hace frío en la noche, que si hay sol, que si hay nubes, que si llueve, que si las calles están en mal estado, que si la gente, etc. A pesar de esto, la verdad es que yo amo Caracas con todo mi ser. Caracas es mi ciudad, es mi casa, es mi hogar.

Les confieso que no nací en Caracas, pero soy completamente caraqueña. Una vez Pedro León Zapata, en una entrevista para un trabajo de la universidad, dijo algo como: “Yo no vine a Caracas, a mí me trajeron”. Si mal no recuerdo, sus padres tomaron la decisión de venir a la capital y su mamá hizo su maleta. Exactamente me pasó a mí.

Por cosas de la vida laboral de mis padres, yo nací en Puerto Ordaz – Edo. Bolívar. Luego, sucedió un accidente educativo en el colegio donde estudiaba mi hermana mayor, el cual fue causante de la decisión irrevocable de volver a Caracas. Y de esa manera, mi madre hizo mi maleta y nos vinimos todos a vivir a la capital. Para ese momento yo tendría 2 ó 3. La verdad no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que toda mi memoria se ubica en Caracas. No recuerdo nada de lo que sucedió antes de llegar acá. Por eso, y por el amor infinito que le tengo a esta ciudad soy completamente caraqueña, aunque no oriunda.

En Caracas fui a mi primer colegio, pasé por pre-escolar, primaria, bachillerato. En Caracas estudié comunicación social, en la mejor universidad de este país (por si les entra la duda: UCV). En Caracas me enamoré por primera vez, también aquí me di cuenta que no todo es de color rosa. En Caracas he conocido y encontrado a mis mejores amigos y a mis peores también. En Caracas se concentra la mayor parte de la mejor familia, mi familia. Además, en Caracas se conocieron mis padres, se casaron y se establecieron de tal manera que volvieron y más de 20 años después no se han ido. En Caracas me fracturé mi brazo izquierdo, me enfermé y me recuperé. En Caracas me he caído y levantado, he aprendido y fallado. También, en Caracas aprendí a manejar, me chocaron por primera vez y choqué por primera vez. En Caracas he visto los colores más lindos y la luz más radiante, los atardeceres más hermosos y las tormentas más ruidosas, el cielo más azul y las nubes con las formas más raras. En fin, Caracas ha sido testigo de toda mi vida (sin contar mi nacimiento), en esta ciudad he gozado, sufrido, divertido, bailado, soñado.

Para mí en Caracas están varios de mis sitios favoritos. A saber:

- El balcón de mi casa, desde donde el majestuoso Cerro Ávila se dibuja como la más hermosa pintura y desde donde se pueden observar todos los cambios que éste presenta; a veces sus faldas se ven azules, otras veces verdes y otras rojas. Todos los días diferentes tipos de nubes lo visitan y se posan en su cima. También desde el balcón de mi casa se ve toda Caracas: desde Petare hasta Catia; en la noche se pueden ver perfectamente las luces de la Cota Mil. A veces, y muy a mi pesar, se posa una nube de smog sobre la ciudad producto de la contaminación. También, el balcón de mi casa es el mejor canal meteorológico que hay: sol, lluvia, chubascos dispersos, nubes ligeras o espesas, etc. No puedo decir otra cosa que EL BALCÓN DE MI CASA RULEA MAL.

- La autopista Francisco Fajardo a nivel de La Carlota con mucha cola, desde este punto si te detienes a mirar a tu alrededor puedes observar que todo el valle caraqueño se puede apreciar desde aquí: a la derecha la carlota, Chuao, CCCT, en frente Distribuidor Altamira y Autopista vía Petare; a la izquierda Sambil, Chacao y el Ávila; atrás distribuidor el ciempiés y Autopista vía centro.- La vista desde Sabas Nieves en el Cerro Ávila, desde allí se vislumbra en pleno toda la ciudad de Caracas, exactamente al contrario que desde el balcón de mi casa.

- La Universidad Central de Venezuela, El teatro Teresa Carreño, El Ateneo, La Plaza Venezuela, El mercado de Quinta Crespo, El Hatillo, El pueblo de Chacao, los edificios vintage de Altamira-Los Palos Grandes, La piscina del Círculo Militar, las aceras del centro, El Parque del Este, El Cerro Ávila, y un sin fin de sitios. Nunca terminaría.

Creo que ser caraqueño, no hace falta nacer acá, sino vivir esta ciudad, amarla, padecerla, sentirla. Emocionarse con esta ciudad y entristecerse con ella. Molestarse y alegrarse. Perdonar y continuar… YO AMO Y ADORO CON LOCURA ESTA CIUDAD, siempre será mi ciudad, mi Caracas, mi amor, mi dolor, mi adoración, muy a pesar de todas las quejas y las veces que me voy.

Es muy difícil despedirse por segunda vez de Caracas, pero ten por seguro que siempre voy a volver. Desde que vivo acá, no existe un solo día en que Caracas no me haya sorprendido, enamorado, enloquecido, encantado.

Simplemente,