La casa del ritmo

Porque creo firmemente que Los Amigos Invisibles es la mejor banda de música de Venezuela (mi país) y porque como soy tan "pelabola" que no puedo ayudarles con metálico, pero sí con un espacio en mi blog, los invito a ver este video, disfrutar del ultrafunk y ayudarles.








PD: Pido PERDÓN por los videos chucutos :( Esta plantilla es una real basura

Viviendo Goya

Vivir en Goya ha sido una experiencia...

Primero, se perdió/robaron mi Mac en plena mudanza. Si alguien vuelve a preguntarme: “¿Cómo alguien pierde un Mac, metido en un bolso con un edredón, dos tazas, unas sábanas, unas pantuflas y un espejo?” Creo que explotaré de ira, porque YO TAMPOCO ME LO EXPLICO. De cualquier forma, se perdió o me lo robaron y desde ese día me siento súper mal. No es solamente el tema material, sino todo lo que allí había: documentos importantes, escritos random inéditos, fotos, vídeos, cartas, en fin, muchas cosas importantes. Quisiera decirle a la persona que tiene mi Mac dos cosas:

1. Si te la conseguiste, devuélvemela.

2. Si te la robaste, espero que Macggi se dañe y no sirva nunca más y no puedas tocarle ni una sola tecla.

Dicho eso… puedo continuar.

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La calle Goya es súper fina. Tiene muchos comercios cerca, mucha gente transita por allí e incluso puedes ver muchas historias. Por ejemplo, todas las mañana cuando salgo al trabajo, veo unos viejitos paseando por la calle. La señora va en silla de ruedas y el señor la va empujando a su andar. Todas las mañanas pienso: “¡Qué lindos esos viejitos! ¡Cómo se quieren sin importar el tiempo, las canas, las arrugas! ¡Qué hermoso ese señor que lleva todas las mañanas a su esposa viejita que ya no puede caminar! ¡Qué vivan los viejitos! ¡Qué viva el amor de viejitos!”. Esta mañana, como todas las de esta semana, me topé con los mismos viejitos y comencé a pensar en la hermosura de su amor. De repente, escucho que la señora le grita con toda la rabia acumulada por años de matrimonio: ¡QUE TE CALLES! ¡QUE TE CALLES! ¡QUE TE CALLES! ¡QUE TE CALLES! Seguí caminando hacia el metro y me dije a mi misma: “¡Perro! Creo que esa señora no quiere mucho al viejito… ¡Pobre viejito!¡Mala mujer!”

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Definitivamente soy Rachel. Yo me negaba un poco a la idea de admitirlo siempre que Gustavo (mi goldo) me decía constantemente: “¡Marica! Eres Rachel y tienes tu Ross”. El hecho es que me mudé a Goya a un piso con una amiga del máster que (adivinen) se llama Mónica.

Muy bien, soy Rachel y mi compañera de piso se llama Mónica. Y Paty ha dicho que ella se presta para ser Phoebe. No vive con nosotras pero siempre irá a nuestro piso.

Ahora bien, ayer estábamos Mónica y yo en casa, descansando mientras esperábamos que llamaran de movistar para instalarnos nuestra nueva línea telefónica. Sonó el inter (aquí: telefonillo) y:

– Vicky: ¿Hola?

– Chico movistar: ¡Hola! Alicia klsakdlns - no me acuerdo el apellido - por favor?

– Vicky: No, aquí no vive ninguna Alicia.

Al fondo se escuchaban gritos entre dormida y despierta de Mónica.

– Chico movistar: Pero, allí hay una solicitud para colocar una línea de teléfono.

– Vicky: ¡Sí! 

Mientras el chico movistar subía, Mónica me dijo: “Alicia es mi tía, la línea está a nombre de ella”. Acto seguido: ding dong. Abro la puerta y:

– Vicky: ¡Hola! – en mi cabeza: ¡Ok! Este pana esta muy muy chévere. - ¡Pasa!

– Chico movistar: Debo identificarme primero, me lo pide la empresa. Soy Pepito Pérez - obvio no se llamaba así, pero no me acuerdo de su nombre y apellido. Aunque sí de su nombre, pero no debería decirlo.

– Vicky: ¡Oh! Vale...

El chico movistar comenzó la instalación y se puso muy conversador, nos dijo cosas de él, y nos preguntó el típico: “¿De dónde sois?”. Muy muy simpática toda la conversa y él, como dijo Moni: ¡Muy chuuuuurroooo!

No-sé-por-qué hubo un problema con la línea y tuvo que quedarse un rato mientras esperaba una llamada. En el ínterin siguió conversando con nosotras y de repente dice: “… soy soltero y tengo 29 años”. Y Moni le dice: “¡Hey! Pero estás dando mucha información (risas)”. Como la llamada que estaba esperando no llegaba, nos dijo que iba a salir y que en todo caso volvía al día siguiente o al otro. Cierra la puerta y Moni y yo nos vimos y ambas dijimos: “¡Uuuuffffff! ¡¡Qué tiiiiipoooooo!!.

En menos de 5 minutos el chico movistar había vuelto a casa, porque la llamada que estaba esperando llegó. Así que volvió a subir, se fumó un cigarro, terminó de probar que todo funcionará OK y dice: “Les dejo mi número. Podemos celebrar cuando compréis el teléfono” (¡Ah! Porque tenemos línea pero no teléfono). Anotó su número y su nombre en un papel y nos dijo: “si tenéis algún problema con la línea o duda, también me puedéis llamar”. Y se fue…

Moni y Vicky enamoradas del instalador de teléfonos de movistar como Monica, Rachel y Phoebe se enamoraron de los bomberos que fueros a pagar las llamas del conjuro de ex novios el día de San Valentín en el capítulo “The One with The Candy Hearts”.