El domingo, lo aprovechamos para dormir, descansar y morsear como Dios manda. Eso de despertarse temprano, comer rápido y no ver televisión durante el primer/séptimo día de la semana es un pecado mortal. Luego de pasar en cama hasta las 12 del mediodía aproximadamente, el domingo lo aprovechamos para hacer cosas esenciales como comer rico, compartir con la familia, culminar los quehaceres del hogar de los cuales huímos durante la semana, a saber: lavar la ropa, limpiar la casa, organizar las cosas, entre otros.

Ahora bien, con respecto a los quehaceres del hogar, tengo miles de millones, peeeerooooo como es domingo solamente me encargaré de lavar mi ropa. Cabe acotar que si no la lavo no tendré que vestir en la semana. Así que la cosa es urgente.
Otra de las actividades favoritas para hacer un domingo son las correspondientes a la vanidad: cortes de cabello, secados, manos, pies, cejas, piernas, lo que sea para aumentar la atracción y a su el amor por uno mismo. Eso también esta contemplado para este domingo obviamente.
Lo bueno del domingo es que todas las actividades para el alimento del alma se hacen de una manera relajada y por eso es que efectivamente los domingos son una maravilla. ¡QUE VIVAN LOS DOMINGOS DOMINEGUEROS! Por cierto, vale destacar que efectivamente no es un día de vagancia (Nótese todas las actividades descritas anteriormente), simplemente se trata de un día de total y rotundo relax.
PD: Por lo visto me quemaré en las pailas del infierno, ya que no hay tiempo para estresarse yendo a misa luego de tanta tranquilidad dominguera.
Amén!
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