Recuerdo perfectamente que, justo hace un año, nos despedíamos en una atmósfera repleta de contradicciones y sentimientos encontrados. Recuerdo también todo lo que nos dijimos con lágrimas, gritos, rabia, tristeza y hasta me atrevería a decir lástima. Recuerdo que esa ha sido una de las noches más difíciles para mí, recuerdo que tomar esa decisión de irme para siempre fue inexplicablemente extraña de tomar y sobretodo de asumir. Pero en especial, recuerdo el alivio que sentí al decirte adiós.
Y después de 365 días continuos de pensar por qué si después de ti yo no soy la misma; si dolió tanto; si me sentía sola, seca, sin rumbo; si lloré hasta que mi cuerpo decidió que no podía seguir llorando por la misma razón; si me lamenté tanto por no comprender el porqué no fui suficiente; si luego de ti yo no he sido capaz de comenzar algo nuevo; si después de ti me volví tan egocéntrica, tan individualista, tan egoísta. Luego de tanto y tanto sentir, de tantos altibajos, de tanto preguntar sin conseguir respuesta, de tantos golpes, de tanto en general... Me he dado cuenta que ese alivio que una partecita muy pequeña de mí sitió fue porque esa mínima parte sabía que sin ti yo iba a estar mejor.
Sin ti yo tengo un nuevo y mejor rumbo, objetivos más definidos y un camino mucho más claro. Sin ti mi vida es más genuina, más natural donde la espontaneidad es lo más importante. Hoy, sin ti sonrío más y soy más receptiva. Sin ti estoy más tranquila, más relajada. En fin, sin ti hoy soy más feliz y si lo que pasó el 07 de diciembre de 2009 no hubiese sucedido yo definitivamente no estuviera en este lado del mundo disfrutando tanto de la vida, aprendiendo, creciendo, madurando, y construyendo mi futuro...
"Poder decir adiós, es crecer"
Gustavo Cerati
"Tanto vacío me hace algo
Tu ausencia me enseña querer respirar
Me siento más sola que nunca
Pero más fuerte que siempre"
Marre
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